On teaching

The power of instruction is seldom of much efficacy except in those happy dispositions where it is almost superfluous. Edward Gibbon

Lo primero que yo le diría a un aspirante a profesor es que deje cualquier idealismo a un lado. A riesgo de estar demasiado literario hoy, es como la entrada al infierno en “La Divina Comedia”: Abandonad toda esperanza, vosotros que entráis aquí. Su trabajo si es importante, y puede llegar a ser gratificante, pero no le va cambiar la vida a nadie.

El problema es que demasiada gente ha visto películas tales como “La Sociedad de los Poetas Muertos”, o “Los Coristas” o toda la saga donde un profesor inspirado se hace amigo de los estudiantes y gracias a su carisma logra interesarlos en el estudio y al final todos felices. Súmele puntos si el upper management está en desacuerdo e intenta (y logra) torpedear el noble proyecto educativo; pero al final el bien triunfa y 50 años después recuerdan a su profesor como lo mejor de su juventud, a pesar de que no recuerden ni pío sobre lo que les intento enseñar.

Como la mayoría de las profesiones, esto solo pasa en las películas, donde todo es más emocionante que en la vida real. Si no me cree pregúntele a un policía qué piensa cuando ve una serie de detectives donde todos los casos son lógicos y se resuelven gracias a la pericia e inteligencia del detective. Realmente la inmensa mayoría de los crímenes se quedan sin resolver, y lo que lo son eran evidentes (mató a la esposa con un cuchillo) o alguien los delató. O mejor aún, se sigue la vieja y sabia máxima de la investigación forense: cherchez la femme.

Igual ocurre con los bomberos, médicos, abogados, salvavidas, etc.

Entonces, en los profesores nuevos, estas ideas acarameladas hacen que piensen que le cambiarán la vida a alguien, y que 1,2,5,10 años después alguien dirá: “yo no sería lo que soy ahora si no hubiera sido por mi profesor xxxx”. Lo que no saben, es que ser profesor es llenarse de frustraciones, esperar mucho y obtener poco; ganar madrazos cuando les va mal e indiferencia cuando les va bien.

Su tensión arterial le subirá, sus úlceras y agrieras serán viejas amigas cualquier alergia se exacerbará. Su nivel de satisfacción personal estará ubicado entre el de un árbitro (5) y un ingeniero de sistemas (9). Compárese con el de una meretriz (35), conductor de bus urbano (55) y un trabajo normal como odontólogo (214).

¿Entonces qué consejo daría? Hágalo porque le gusta, porque lo inspira, pero no espere reconocimiento. De vez en cuando tendrá una alegría que valdrá por todo el resto del tiempo. Créame, a mi me ha pasado.

We teach what we like to learn and the reason many people go into teaching is vicariously to reexperience the primary joy experienced the first time they learned something they loved.





Publicado originalmente en Disquisitiones

Publicado por Saudade a las 2:51 p. m.,

8 Comentarios:

A las 10:30 a. m., Blogger Federico De la Regueira dijo...

Gracias

 
A las 9:38 a. m., Blogger Germán dijo...

Ole yo quiero ser parte de este blog.

 
A las 7:20 p. m., Blogger Ma. Magdalena Torres dijo...

Sisisisisisisisi!!!

Llevo cuatro años como profesora y aunque sea lo mejor que me ha pasado, es también lo más frustrante. Tooooooda la razón.

Gracias

 
A las 10:44 a. m., Blogger ERAGON dijo...

Si por el bachillerato llueve en la Educación Superior no escampa. Es cierto, ya los alumnos no quieren leer, ni estudiar, ni mucho menos hacer trabajo en la casa, quieren que todo se lo de el profesor mascadito en la clase. Y creen que con asistir a clase ya tienen para aprender sobre determinado tema, y eso cuando asisten. Y luego cuando le va mal en los parciales, ahi si el hijo de puta es el malparido profesor ese que me cogio entre ojos

 
A las 7:49 p. m., Blogger VICTORIA REGIA dijo...

mmmm lamento no estar de acuerdo, me ha pasado algo muy raro y es lo contrario pero totalmente lo contrario a ti. soy primipara de profe, empece el año pasado y...el dia que dije que me iba, casi me entutelan (en forma de amenaza) para que no lo hiciera. Según los papas, influí en sus hijos de tal forma, que algunos incluso me acusaron de irresponsable por haber generado vicio de estudio y gusto por ciertas areas y ahora abandonar a mis pupilos.
Por eso no estoy de acuerdo, además que creo que uno descubre la vocación de profe sólo si estudia otra cosa totalmente diferente a la docencia.

 
A las 10:02 a. m., Blogger Daniel Fernando Alzate dijo...

olvidaron una pequeña verdad: si el profesor(a) es un intento de adonis (o en su defecto un adonis), no faltara el alumno que sienta un deseo carnal y lo busque para satisfacer ese deseo,o que por el interes de no perder x materia busque el momento para hacerlo

 
A las 7:21 p. m., Anonymous Anónimo dijo...

En realidad estoy en desacuerdo contigo, me parece que la frustración que dices que experimentan los profesores, se puede comparar con cualquier otra profesión, en todas partes vemos indiferencia, grosería, y no significa que ser profesor signifique no aspirar a ser una gran profesor y cambiarle la vida e inspirar a sus estudiantes. Yo creo que nada se compara con la gratitud que sentimos hacia nuestros maestros, nuestros mentores, esos que en cada charla, transmiten la emoción que significa descubrir algo, eso es contagioso, eso llega a los alumnos, y claro: siempre habrá personas que no son las indicadas para apreciarlo, pero puede que entre los alumnos que tu declaras insensibles y que todo les vale, allí puede estar sentado un próximo genio, y considero que el es suficiente razón para ponerle ganas al dictar clase.

Personalmente, he tenido contados profes que en realidad me han impactado, uno de ellos, este semestre que ya termina, y creo que a todos les voy a agradeces toda la vida el haber sido mi fuente de inspiración y por mostrarme lo bello que es enamorarse de su profesión. Creo que aquí entra en juego si tienes vocación para ser un maestro que inspire!!! Jeje como largo el comentario,,, jaja... saludos

 
A las 9:55 a. m., Blogger José dijo...

Simplemente brillante! Totalmente de acuerdo!

 

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