Diario de campo

Trascribo esto de mi fallida bitácora (bitácora sí, blog por blog no, bitácora, querido diario, etc.). Mi falta de disciplina para seguir haciéndola tiene que ver con mi forma de ser, lo que habla muy mal de mí y porque tuve un encontrón emocional con los estudiantes que poco a poco se ha ido solucionando.


Tema: Cadáver exquisito: oraciones principales y subordinadas

Fecha: 06-08-08

Grupo: 3

Salón: 221

La clase comenzó con una palabra en el tablero: «cantaba». Pregunté si era una oración y una niña —por ahora apenas conozco tres o cuatro nombres— fue la única que dijo que no porque faltaba el sujeto. Parece que hacen una distinción entre oración y frase entendiendo por frase «una idea».

Les pregunté cuál podría ser el sujeto de un verbo conjugado de esa manera. «Él» y «ella» fueron las primeras respuestas. Un rato después alguien dijo «yo». Pregunté si era válido decir «la mesa cantaba». Algunos se rieron; tal vez solo les pareció absurdo. Después dije «el pájaro cantaba» y les sonó mejor. Concluyo que no podrían ponerlo en términos de persona y número, al menos no en principio.

A partir de este verbo conjugado le propuse a la misma niña del comienzo que hiciera una oración. Puso «él» antes del verbo. Le pedí que escribiera algo más y escribió un complemento. Hice pasar a varias personas y les pedí que siguieran escribiendo de acuerdo con lo que salía. En algún momento pedí que escribieran algo antes de «Julián» —alguien había cambiado el pronombre por ese nombre propio— pero no entendieron. Escribí «Aunque tenía mala voz». Más adelante pedí que escribieran también sobre lo que ya estaba escrito y agregué unos adjetivos. Me di cuenta de que nadie había incluido adjetivos. Me pregunto por qué.

El resultado del ejercicio fue este interesante cadáver exquisito que reproduzco sin puntuación:

AUNQUE TENÍA MALA VOZ JULIÁN CANTABA TODAS LAS NOCHES EN SU HABITACIÓN OSCURA CADA VEZ QUE APAGABAN LAS LUCES DE LA CASA ROJA PORQUE LE DABA UN TERRIBLE MIEDO QUE LO ASUSTARAN YA QUE TENÍA UN TRAUMA DE NIÑO PORQUE SU MAMÁ SIEMPRE LE HABLABA DEL COCO QUE SE ENCONTRABA DEBAJO DE SU CAMA Y SI SE CALLABA ESTE MONSTRUO PODÍA SALIR DE SU ESCONDITE Y PODÍA BAILARLE REGGAETON SENSUALMENTE FRENTE A LA PUERTA SIN SABER QUÉ PODRÍA PASAR MÁS ADELANTE.

Le pedí a alguien que leyera en voz alta el resultado y que identificara una oración. Señaló el primer renglón, en realidad, sin distinguir. Le pregunté por qué y dijo que había una acción. Le pedí a alguien más que señalara otra oración. Cada vez que alguien lo hace pregunto «¿están de acuerdo?». Nadie responde. Al final señalaron tres oraciones o más bien «frases». Les pedí que se hicieran en grupos de a cinco personas y encontraran todas las oraciones que había, habiendo explicado que había sujeto y predicado. No fui claro al explicar que solo necesitaba conocer sujeto y verbo. Yo mismo fui a hacer la tarea y el resultado fue doce oraciones:

1. (JULIÁN) TENÍA mala voz

2. JULIÁN CANTABA

3. (ELLOS) APAGABAN

4. (ESO) DABA

5. (ELLOS) ASUSTARAN

6. (JULIÁN) TENÍA un trauma

7. MAMÁ HABLABA

8. COCO se ENCONTRABA

9. (JULIÁN) se CALLABA

10. MONSTRUO PODÍA salir

11. (MONSTRUO) PODÍA bailar

12. (ESO) PODRÍA

Le pedí al grupo que tenía menos oraciones (3) que dijera cuáles había encontrado. Le pedí a uno de ellos que pasara al frente y las anotara en el tablero. Así seguí con otros grupos, pero fue muy mala idea porque yo no anoté las frases bien ni me fijé en qué estaban escribiendo en el tablero. Incluso tuve que pedirles que repitieran. Me falta más atención. En ese momento me comencé a preguntar qué diablos estaba haciendo y si eso podía ir a algún lado.

Pasé de nuevo al tablero y señalé las oraciones quitando los complementos. Les pregunté cómo se llamaban y algunos dijeron «complementos». Pregunté para qué sirven los complementos y solo se refirieron a lugar y tiempo.

Les pedí que volvieran a identificar las oraciones pero esta vez con todos sus complementos, independientemente de los conectores. En realidad no supe por qué había pedido algo así y parece que tampoco lo supe explicar teniendo en cuenta los resultados. Incluso un grupo capó y dejó tres frases. Yo buscaba que encontraran algo así:

aunque

1. JULIÁN TENÍA MALA VOZ

2. JULIÁN CONTABA TODAS LAS NOCHES EN SU HABITACIÓN OSCURA

3. CADA VEZ QUE APAGABAN LAS LUCES DE LA CASA ROJA

porque

4. A JULIÁN LE DABA UN TERRIBLE MIEDO

que

5. ASUSTARAN A JULIÁN

ya que

6. JULIÁN TENÍA UN TRAUMA DE NIÑO

porque

7. SU MAMÁ SIEMPRE LE HABLABA DEL COCO

que

8. EL COCO SE ENCONTRABA DEBAJO DE LA CAMA

y si

9. JULIÁN SE CALLABA

10. EL COCO PODÍA SALIR DE SU ESCONDITE

y

11. EL COCO PODÍA BAILARLE REGGAETON SENSUALMENTE FRENTE A LA PUERTA

12. SIN SABER QUÉ PODRÍA PASAR MÁS ADELANTE

En realidad solo en ese momento me di cuenta de que era una buena estrategia para encontrar oraciones principales y subordinadas, pero no lo aproveche, especialmente porque quería «que participaran». No recuerdo bien qué pasó en ese momento. Cuando estaba borrando el tablero para transcribir lo que había hecho, pensé en las palabras del colega que me dijo «me siento intelectualmente incapaz de hacer la clase». Me arrepentí por no haber previsto lo que podía pasar en el ejercicio pero me consolé: el martes todo es un experimento y mañana saldrá mejor.

Les pedí entonces que encontraran las frases principales que pudieran resumir «esta historia de terror» —algunas risas—. Yo la resumí así:

JULIÁN CANTABA PORQUE LE DABA MIEDO QUE EL COCO PUDIERA SALIR DE SU ESCONDITE.

Hubo respuestas muy diversas pero solo recuerdo esto, no las frases. Tal vez no las escuché con atención, tal vez los murmullos no me dejaron escuchar bien. Muchas veces a lo largo de la clase tuve que pedir que hicieran silencio. Leí la frase que había hecho y la monitora administrativa, como saliendo de un letargo, me dijo «debería quitarle lo último porque sobra» refiriéndose a «de su escondite». Le pregunté a la clase si estaban de acuerdo y dijeron que sí. Acepté la sugerencia y me alegró la observación. «Ahora se van a radicalizar», pensé.

Sugerí una discusión sobre si la frase era o no un argumento. A favor dijeron que había una causa y una consecuencia; en contra, que no había premisas ni conclusión. En realidad no es un argumento, pero para salir del paso los dividí en dos grupos y les pedí que escribieran, de la B a la L, por qué sí era un argumento y de la M a la V por qué no.

Salieron del salón rápidamente. Me quedé hablando con la monitora administrativa. Ella me preguntó cuál había sido el tema de la clase y yo pregunté qué creía. Dijo que yo hacía muchas preguntas y que eso estaba bien pero que no estaban acostumbrados. Le pregunté si las preguntas le parecían pertinentes y ella no supo decir nada tampoco. En realidad quería que me dijera de otra manera que tanta preguntadera le parecía incómoda. Pero eso no es algo que quiera cambiar,

LO BUENO

Fue un buen ejercicio que comenzó siendo divertido y que en efecto da cuenta de lo que es una oración y cómo puede relacionarse con otras.

LO MALO

Tuve muchos nervios. No supe prever qué podía pasar con el ejercicio según se desarrollaba y eso es tiempo que pierde este grupo. Yo no claro, pero eso no le quita lo malo.

LO FEO

Los grupos de trabajo se convertían en grupos de charla y esta resultaba muy animada. Entonces mientras alguien hablaba —es decir, me hablaba a mí, porque nunca hablan para toda la clase— alguien estaba por allá lejos murmurando. Debería agregar, sin embargo, que cuando les pedía hacer las cosas en grupo se oían también varias discusiones al respecto.

He notado que tengo dificultad para oír a los estudiantes. No sé si es porque hablan muy pasito o porque ya tengo defectos de audición.

Este salón es una verdadera mierda.


SUGERENCIAS

Es preferible usar el marcador negro porque no puedo leer bien el rojo, acaso por los destellos del tablero.

Además de enunciarles el problema hay que ponerles el ejemplo o si no después no saben de qué diablos estaba hablando.

Publicado por juglar del zipa a las 5:27 p. m.,

2 Comentarios:

A las 8:20 p. m., Anonymous Anónimo dijo...

digo acá lo que decía allá:
suele pasar que los ejercicios adquieren vida propia y al final ni uno sabe para qué está haciendo ciertas cosas... y ellos lo notan. puede ser buena idea llevar anotadas las fases del ejercicio y un tiempo estimado para cada una, eso te obliga a ser más concreto. los ejemplos son imprescindibles siempre, hablando de lo que sea. al menos con mis alumnos.

por otro lado, creo que mostrar el desespero de alguna manera invierte las relaciones de poder y lo pone a uno a su merced. no siempre se puede, pero yo estoy intentando aprender a no exaltarme...

 
A las 10:43 a. m., Blogger Mr Brightside dijo...

Señores, lamento informarles que su compañero de Blog Diego falleció el 6 de Noviembre....

Para que lo tengan en cuenta pues.

 

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